Bienvenido a Rupturas y Renacer
A los 50, la vida tiene otro ritmo. Ya no se ama igual que a los 20, ni se sufre igual. Las experiencias vividas nos han hecho más sabias, pero eso no significa que el dolor de una ruptura sea menor. Duele distinto: con profundidad, con memoria, con una mezcla de tristeza y gratitud por lo compartido. Y aun así, sanar es posible.